¿Cómo transcribirte algo sin permutar los encantos?
¿Quedará demostrado la cuantidad y cualidades de los descritos objetos?
¿O caerá cual sobras bajo el grifo en el intento?
¿No encontraré nuevo entuerto para mi viejo lamento?
¿Únicamente bajaré solo por recuerdos o sólo invocaré lo que ya no siento?
¿Quien sabrá a qué saben mis besos si ya ni otros labios pruebo?
¿Y me seguiré quejando andando entre paradas y carros obsoletos?
Con razón algunos desgraciados... Como yo, vacilan sus argumentos...
Y vacían sus pensamientos del sentimientos entre textos como estos.
Porque en la realidad social todo es cambiante, imparable movimiento,
inmensurable progreso del cual quiero y soy parte integrante, así asiento,
pero, presiento que por más elegante que proclame mis frases... es lato y no estricto...
ya que, aún escrito por medio de gritos y ritos es falto de elementos...
que le den sello al pacto y confirmen el veredicto.
Mas, no es tan importante que el arte sin comprobante no deje hito,
en la última parte se procede según indique la instrucción del catalejo o fútil aparato,
sino la tiene, es debido a lo innovador o fuera de lo común de su conflicto,
tecnologías que preceden a la consuetuda juerga hacen aparte colisión con el ordenamiento.
¿Cuál predicción se colmará de acción, llegará a probar la premeditación?
¿Ahorrará la gente sus dineros y les dejará la ventaja, una tajada de su obsesión?
¿Funcionará la tonada en un pedazo o en todos lados y meneos de la canción?
¿Tendrá suficiente reverberación? ¿Hallará eco? ¿Propulsará la suma de esto?
¿O mi propugna no se cohesiona, ni coherencia encuentra con él, el del pregón?
lunes, 8 de febrero de 2010
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