Amanecí durmiendo, no era temprano, ni tarde, sólo que alguien se empeñó en forzarme el alma, escudriñando en mi corazón, creyendo saber lo que pienso, a despertarme; sí, yo a veces miento, pero otras también digo lo que siento, no importa que no creas que sea verdad, yo me valgo de que aún despierto o soñando, hago lo que amo, y aunque me encuentre en la vía con los saboteadores, los timadores, los ladrones, o los asesinos, igual sigo mi camino, puede que me detenga en la ruta, una parada normal se debe hacer cuando te agotas o te sientes mal, todos somos susceptibles a cualquier enfermedad.
Hace tiempo atrás solía viajar y andar sólo por las calles, me montaba a un bus, me iba hacia el destino que me tocará disfrutar, creo que aprendí a andar en transporte público como a los 6 años de edad, mi madre trabajaba, mi papá también, y como me cuidaba mi amada abuela, y ella vivía al extremo de la ciudad, yo debía agarrar la buseta al salir de la escuela, era un largo viaje, algo así como 45 minutos, pues en cada parada había que detenerse, igual me encantaba, conocía muchos caminos, varias rutas, me fue bien en mi pequeña independencia.
Hasta un día (como a los 10 años) que se me ocurrió ir a la misa en horas de la tarde, y se extendió un tanto el servicio, salí de allí, estaba mareado, no sé si era hambre o el problema de la tiroides, en fin, caminando, caminando, he llegado a una de las estaciones del autobús, y agarré el equivocado, ¿Qué te puedo decir? ¡Me perdí! Anduve dando vueltas por toda la ciudad, hasta que vi un lugar medio conocido y me bajé ahí, claro, quedé como a 15 minutos a pie de la casa, pero ya era tarde, mi madre se asustó demasiado, gracias al señor no pasó nada.
Recuerdo una vez iba por un parque, alguien me dijo: ¡yo tengo lo que necesitas! ¡Mentira! Era otro timador más, queriendo quitarme lo que ni siquiera tengo, quizás él pensaría que yo tenía mucho, al final me hizo la rateada, y lo peor los demás se burlaban, que cosas no, la sal que tiene el mar, lo único que odio en éste mundo son los asesinos, y me he salvado de unos cuantos, cuando tenía 18 años me intentaron robar, me dieron de puñaladas en la espalda, pero como sabía defensa personal logré zafarme de esa.
En otra oportunidad hace 5 años, 2 malandros me persiguieron por una avenida, eran como las 8 de la noche, venía de hablar con unos amigos, y de no ser por mis piernas largas para alcanzar una zona colmada de gente, no la cuento, porque esa vez estaban armados hasta los dientes, creo que la vida ha conspirado para mantenerse en mí, tal vez Dios me quiere demasiado, aspiro que sea eso, y no, en contrario, que el diablo sea tan sádico que me quiera ver desfallecer una y otra vez, para levantarme cada día con más deudas.
Al final de cuentas, tengo 27 años: a veces me duermo, vuelvo a pararme, descanso, te ojeo, me miras, se hacen recuerdos, momentos intensos, solía hacer de la fotografía un arte interesante, hasta que un día me hurtaron unas cuantas fotos, me pesa, porque sólo eran unas tomas de prueba, no eran publicables, era un plan a largo plazo, se nota que la privacidad no vale, y los desgraciados abundan en esta historia de miserables.
Hace tiempo atrás solía viajar y andar sólo por las calles, me montaba a un bus, me iba hacia el destino que me tocará disfrutar, creo que aprendí a andar en transporte público como a los 6 años de edad, mi madre trabajaba, mi papá también, y como me cuidaba mi amada abuela, y ella vivía al extremo de la ciudad, yo debía agarrar la buseta al salir de la escuela, era un largo viaje, algo así como 45 minutos, pues en cada parada había que detenerse, igual me encantaba, conocía muchos caminos, varias rutas, me fue bien en mi pequeña independencia.
Hasta un día (como a los 10 años) que se me ocurrió ir a la misa en horas de la tarde, y se extendió un tanto el servicio, salí de allí, estaba mareado, no sé si era hambre o el problema de la tiroides, en fin, caminando, caminando, he llegado a una de las estaciones del autobús, y agarré el equivocado, ¿Qué te puedo decir? ¡Me perdí! Anduve dando vueltas por toda la ciudad, hasta que vi un lugar medio conocido y me bajé ahí, claro, quedé como a 15 minutos a pie de la casa, pero ya era tarde, mi madre se asustó demasiado, gracias al señor no pasó nada.
Recuerdo una vez iba por un parque, alguien me dijo: ¡yo tengo lo que necesitas! ¡Mentira! Era otro timador más, queriendo quitarme lo que ni siquiera tengo, quizás él pensaría que yo tenía mucho, al final me hizo la rateada, y lo peor los demás se burlaban, que cosas no, la sal que tiene el mar, lo único que odio en éste mundo son los asesinos, y me he salvado de unos cuantos, cuando tenía 18 años me intentaron robar, me dieron de puñaladas en la espalda, pero como sabía defensa personal logré zafarme de esa.
En otra oportunidad hace 5 años, 2 malandros me persiguieron por una avenida, eran como las 8 de la noche, venía de hablar con unos amigos, y de no ser por mis piernas largas para alcanzar una zona colmada de gente, no la cuento, porque esa vez estaban armados hasta los dientes, creo que la vida ha conspirado para mantenerse en mí, tal vez Dios me quiere demasiado, aspiro que sea eso, y no, en contrario, que el diablo sea tan sádico que me quiera ver desfallecer una y otra vez, para levantarme cada día con más deudas.
Al final de cuentas, tengo 27 años: a veces me duermo, vuelvo a pararme, descanso, te ojeo, me miras, se hacen recuerdos, momentos intensos, solía hacer de la fotografía un arte interesante, hasta que un día me hurtaron unas cuantas fotos, me pesa, porque sólo eran unas tomas de prueba, no eran publicables, era un plan a largo plazo, se nota que la privacidad no vale, y los desgraciados abundan en esta historia de miserables.
Claro de todo aquello saqué algo positivo, escribí unos versos que probablemente echaré al olvido, igual me agrada todo lo aprendido:
Puedo decir tantas cosas para herir,
Puedo ver a todas las personas morir,
Puedo caer muy bajo, o deprimirme,
Puedo ser hipócrita, y no irme.
Pero lo que llevo dentro de mí;
No me deja otra opción que decir.
La gente cree ser la única que sufre,
Todos mentimos, siempre hay algo irreal,
Los delincuentes matan cada día,
Todos sumergimos los corazones en azufre,
La sociedad te dicta lo que es legal,
Todos nos destruyen alguna alegría.
Puedo decir muchas cosas o no decir nada,
Puedo ver la naturaleza sucumbir,
Puedo parecer andar de huida,
Puedo tratar de comprender como vivir.
Pero la cosa no es sólo vivir, o solo amar;
La verdad está en amar la vida, y vivir para amar.
La humanidad muchas ocasiones quiere devastar, liquidar,
Pocos construyen verdaderamente, unos ni quieren empezar,
Hay personas que ponen trabas a toda nueva idea,
Todos han extraviado, o perdido la creatividad,
La colectividad pauta los patrones de conducta,
Si una mujer tiene mucho sexo la llaman puta
Puedo ser poco elegante,
Puedo caerle pesado a la gente,
Puedo olvidarme de criticar,
Puedo sólo en la calle transitar,
Pero yo no me puedo callar;
Que el hombre le dejó todo al azar.
Quizás, mas no creo sea en verdad posible.
Algún momento en realidad el hombre aprenda,
Y no siga cometiendo actos terribles...
Porque un día puede que la soledad le sorprenda,
Ojala, es mi deseo de corazón...
El hombre sienta pasión y olvide tener razón.
Puedo ver a todas las personas morir,
Puedo caer muy bajo, o deprimirme,
Puedo ser hipócrita, y no irme.
Pero lo que llevo dentro de mí;
No me deja otra opción que decir.
La gente cree ser la única que sufre,
Todos mentimos, siempre hay algo irreal,
Los delincuentes matan cada día,
Todos sumergimos los corazones en azufre,
La sociedad te dicta lo que es legal,
Todos nos destruyen alguna alegría.
Puedo decir muchas cosas o no decir nada,
Puedo ver la naturaleza sucumbir,
Puedo parecer andar de huida,
Puedo tratar de comprender como vivir.
Pero la cosa no es sólo vivir, o solo amar;
La verdad está en amar la vida, y vivir para amar.
La humanidad muchas ocasiones quiere devastar, liquidar,
Pocos construyen verdaderamente, unos ni quieren empezar,
Hay personas que ponen trabas a toda nueva idea,
Todos han extraviado, o perdido la creatividad,
La colectividad pauta los patrones de conducta,
Si una mujer tiene mucho sexo la llaman puta
Puedo ser poco elegante,
Puedo caerle pesado a la gente,
Puedo olvidarme de criticar,
Puedo sólo en la calle transitar,
Pero yo no me puedo callar;
Que el hombre le dejó todo al azar.
Quizás, mas no creo sea en verdad posible.
Algún momento en realidad el hombre aprenda,
Y no siga cometiendo actos terribles...
Porque un día puede que la soledad le sorprenda,
Ojala, es mi deseo de corazón...
El hombre sienta pasión y olvide tener razón.